Artículo publicado en la revista Hombre (2008)
Es un trabajo como cualquier otro. Eso es lo que todos quieren dejar en claro. Tanto las chicas que se exponen (desnudas) frente a las cámaras como los jóvenes emprendedores que llevan adelante este negocio. Y quizá tengan razón. Estamos hablando de un nuevo mundo de la moda virtual –como a la gente del rubro les gusta decir- pero para que se entienda habría que decir “porno virtual”: en la internet hay cientos de webs que ofrecen a chicas en paños menores haciendo diversas travesuras que para verlas a través de las webcams los manueleros virtuales no tienen más que hacer uso –además- de su tarjeta de crédito. Clinck caja.
Precisamente Andreíta a fines del 2005 estaba pensando cómo engrosar su magro salario como empleada de un típico locutorio del conurbano bonaerense. Con 18 años trabajaba 10 horas al día por tan sólo 600 pesos al mes. Hasta que un día un anuncio de un diario la sorprendió: “Se necesitan chicas modelos web para videochat erótico europeo”.
“Como yo siempre fui muy curiosa fui a ver de qué se trataba”, recuerda esta rubia despampanante de sus primeros pasos en este mundo virtual. Cuando llegó a una pequeña oficina del centro porteño una transexual llamada Yolanda le explicó de qué iba el asunto: ella le ofrecía trabajar 8 horas por día desnudándose frente a una webcam para sitios al que sólo podían entrar europeos. Ella le garantizaba que ningún argentino iba a poder verla y unas ganancias no menores a dos mil pesos al mes.
Como además de curiosa esta niña que porta con orgullo un cuerpazo de 1.65 que acompaña con unas medidas perfectas sabía que finalmente su mercadería iba a ser su arma de trabajo, aceptó sin pensarlo dos veces. “En ese estudio tenía un box con un sillón y una computadora separado por una sábana de las otras chicas. Desde el primer día le tomé la mano. Me acuerdo que se metió un gallego que me pedía que le muestre mi chochito y así lo tuve durante tres horas y al final del día había hecho 120 pesos. Ese primer mes terminé ganando dos mil pesos cuando antes ganaba 800. ¡Y encima me divertía!”.
Le fue tan bien en el estudio que finalmente con los ahorros se compró una computadora y cumplió el sueño de toda modelo virtual: se fue hacer la tarea a su casa. Así fue como desde la tranquilidad de sus cuatro paredes siguió trabajando para cachorras.com y otros sitios. Tres años después de haber comenzado en este negocio no piensa dejarlo. “Es ideal. Estoy tomando mate en mi casa, la computadora hace un ruidito y se que se metió un cliente. Estoy un rato, me desnudo, me paso cremitas, les hago un show y facturo. Trabajando cinco horas por día, gano tres mil pesos al mes y manejo mis tiempos para mis otras cosas”, reflexiona ella, conocida como Blondy en el mundo virtual, mientras acomoda dos consoladores al lado del mouse. Acaba de aparecer un internauta yankee que siempre la busca y ella sabe muy bien lo que él quiere.
Demián y Francisco son los típicos jóvenes empresarios muy cools y exitosos. Demián viste una camisa de marca y Francisco luce un par de anteojos modernos. Juntos hace un par de años inauguraron Latinsoncam.com, una empresa de chat erótico virtual que tiene chicas de toda América Latina que bambolean sus cuerpos ardientes en naked.com, uno de los sitios del rubro más importantes de Estados Unidos y que factura seis millones de dólares al mes.
“Este negocio es tan legal que hasta mi abuela sabe lo que hago”, aclara Demián mientras encabeza un citytour por su estudio de Palermo Hollywood, donde sino. En el primer piso hay tres habitaciones con computadora, webcam y una cama y un baño con jacuzzy para los clientes exigentes. En la terraza tienen una pileta con más cámaras que piensan inaugurar en este verano donde los internautas podrán chatear con dos o más chicas mientras se dan un chapuzón virtual.
Por las chicas que desfilan en su web hay que pagar cuatro dólares por minuto de chat y ellas se llevan el 18% de la facturación. Una de ellas es una adolescente llamada María –un metro ochenta, pelo lacio y larco que roza su cinturita perfecta- que quizá la tenés de compañera en la Facultad de Odontología pero que ahora se está preparando para sus 8 horas diarias de porno virtual. Sus padres piensan que trabaja de telemarketer.
“Igual yo no siento que esto sea porno porque acá nadie me toca y pongo mis límites. No hago todo lo que me piden. Además esto es un juego de seducción y de mentiras. Quizá un cliente me pide que me meta un consolador gigante hasta el fondo pero poniéndote de perfil y sabiendo como usar la cámara él cree que lo hago pero en realidad apenas me lo meto”, dice ella luciendo una sonrisa pícara, ávida de la plata fácil que despilfarran los manueleros virtuales.
Recuadro
La frase “este mundo da para todo” también se puede aplicar al mundo virtual del chat erótico. Además de haber chicas despampanantes como María y Andreíta también se pueden encontrar a abuelas virtuales que acechan con sus carnes. Este es el caso de Matilde, una nona colombiana de 74 años que fue elegida la mejor modelo virtual de livejazmin.com. “A mí siempre me gustó lucir mi cuerpo”, dice con esa tonada chévere desde su país caribeño y agrega que aceptó este trabajo porque teñía que saldar unas deudas pero que después nunca más lo dejó. “¿Cómo querés que renuncie si llego a ganar 3.5000 dólares al mes, mi hijo, por tan sólo mostrar mi humanidad frente a una cámara?”. Matilde para explicar lo sencillo que es este trabajo lo resume en una anécdota: “Una vez un gringo estuvo online tres horas y lo único que yo tenía que hacer era ver cómo el se metía consoladores por el ano. Así quietita hice 200 dólares”.
Celeste es una de esas travestis que pasan desapercibidas. Hay que decirlo, está más buena que algunas minas. Ella decidió no entregar sus carnes al mundano negocio de la prostitución carnal. Optó por lo virtual. “Es que no me gusta que me toquen”, aclara ella en su monoambiente donde tiene todo lo que necesita: una cama, una computadora con webcam y un set de consoladores y lencería erótica. El mundo del porno virtual es más seguro que la calle.
Ella es una trabajadora tenaz y así está las 24 horas online para llegar a facturar alrededor de 10 mil pesos al mes modelando para streamate.com o inlive.com. Ante la pregunta qué es lo más raro que le piden los clientes la respuesta es bastante obvia pero sorprendente: “De mí les gusta ver a un hombre en este cuerpo de mujer perfecto y lo que más me demandan es que me la chupe a mí misma. Ese es el morbo de ellos”. Lo más increíble es que llega a lograr su cometido. “Todo se puede con esmero y pasión”, dice Celeste mientras mira de reojo la pantalla de su PC. No sea cosa que pierda un cliente o se caiga el sistema.